viernes, 23 de julio de 2010

El día de ayer

Los medianos, tras pasar la noche al raso en la Olla, despertaron con la salida del sol. Algunos a las 7 ya estaban recorriendo la zona. Hicieron madrugar a todos. ¡Vaya tela de chicos! Como los mayores el día anterior, se organizaron en grupos y fueron pasando por las distintas actividades que se habían preparado para ese día repartidas entre la mañana y la tarde: rápel, escalada, vía ferrata, taller de collares de serpentinas y ruta a caballo.

Completada la jornada de actividades, la expedición ponía rumbo al campamento. Lo que más anhelaban era una ducha. Y no sabemos si fue eso o qué, pero llegaron más rápidos que el viento al campamento. Si es que, el que quiere, puede. Ya os imaginaréis que devoraron la cena.

Pequeños y mayores amanecían esa mañana en el campamento y con el ritmo en el cuerpo de la noche anterior. No les costó nada marcarse una coreografía de aeróbic a las 8:30 de la mañana. Tras el desayuno, cada uno a sus actividades.

Los mayores tenían una mañana multi-deportiva: unihockey, ruta en bici con Toño, un gran amigo de la Agrupación, apasionado del ciclismo, que vino para acompañar a estos chicos en una ruta ya de nivel. Hubo de todo menos retiradas. ¡Si un se cae, se levanta y listo! No os preocupéis; siguen enteros..

Tras una mañana intensa y un buen plato de arroz tres delicias, ensalada, palitos de merluza y unas rodajas de piña, un poco de siesta y taller de masajes. ¡Claro! Tanto machaque por la mañana…¡Nuevos se quedaron! ¡Qué envidia verles desde lejos!

Tras el momento de relax, se fabricaron unas pulsera de aceite muy chulas (espero que estén pensando en algún momento en vosotros y obsequien con algo cuando les veáis…) y para terminar la tarde, unos partidos de voley al agua y ultimate. Empezaban y terminaban el día a tope. ¡Y no veáis con qué ganas corrían para las duchas!

Los pequeños por la mañana desplegaron un abanico de juegos impresionante. Comieron con muchísimas ganas y salieron pitando para aprovechar la tarde en la piscina. No hace falta que os diga que tenían a los monitores agotados tanto entrar y salir, saltar, bucear,…Volvieron para ducharse y preparase las mochilas: les tocaba marcha nocturna. ¡Por supuesto que ellos también! Y parecía que volaban porque recorrieron los 7 kilómetros que les llevaba del campa a “La Olla”, en un pis-pás y más contentos que unas pascuas. Cuando llegaron, a alguno se le dormían las piernas, se les cerraban los ojos y se quedaban dormidos sentados. Prepararon el colchón gigante, extendieron los sacos y con una temperatura perfecta, se quedaron todos fritos.

Eso sí, antes repartieron besos y abrazos para todos sus monis, incluidos Víctor y Cris que habían ido a darles las buenas noches.

¡Cómo se agradecen cuando uno está lejos de casa!

Aprovechamos una vez más para mandar un abrazo enorme a todas las familias y darles las gracias por renunciar a sus hijos e hijas durante estos días y hacer posible todo lo que estamos viviendo y experimentando. Incluidas las de estos excepcionales monitores ¡¡GRACIAS!!

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